ENERO 20

Observación: cuando Atanasio se refiere a la fe católica, entiéndase fe universal, o credo ortodoxo (Atanasio escribe en el siglo IV).

SÍMBOLO DE ATANASIO – Primera parte.

«Todo el que quiera salvarse debe, ante todo, sostener la fe católica: quien no la guardarse íntegra y pura perecerá, sin duda, para siempre. He aquí la fe católica: adoramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas, sin dividir la sustancia: una es, en efecto, la persona del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen una misma divinidad, una gloria igual y una misma eterna majestad.

Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal es el Espíritu Santo; increado es el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo; inmenso es el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo; eterno es el Padre, eterno es el Hijo, eterno es el Espíritu Santo; y sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, ni tampoco tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.

Igualmente omnipotente es el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo y sin embargo, no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente.

Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es el Espíritu Santo y, sin embargo no son tres Dioses, sino un solo Dios.

Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor y, sin embargo no son tres Señores, sino un solo Señor.

Porque así como la verdad cristiana nos obliga a confesar que cada una de las tres personas en particular es Dios y Señor, así la religión católica nos prohíbe decir que hay tres dioses o tres señores.

El Padre por nadie ha sido hecho; no ha sido creado, ni engendrado; el Hijo proviene únicamente del Padre, no ha sido hecho, creado, sino engendrado; el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo, no ha sido hecho, ni creado, ni engendrado, sino procede. 

Hay, por consiguiente, un solo Padre, no tres Padres; un solo Hijo, no tres Hijos, un solo Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. Y en esta Trinidad nadie es antes o después, nadie es mayor o menor, sino que las tres personas son igualmente eternas y del mismo modo iguales; que en todo, como ya se ha dicho antes, hay que adorar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, ser salvo debe creer todo esto acerca de la Trinidad. (…)»