Hoy vamos a meditar en Romanos 8:18-25:

«Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 

Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 

porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 

y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 

Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 

Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.»

Pregunta 26: ¿Qué más redime Cristo con su muerte?

«La muerte de Cristo es el comienzo de la redención y renovación de cada parte de la creación caída, a medida que Él dirige poderosamente todas las cosas para Su propia gloria y para el bien de la creación.»

JUNIO 29

Al considerar que Jesucristo vino a redimir a toda la Creación, oremos:

1. Agradecidos por tener una esperanza tan grande y gloriosa.

2. Rogando para que nuestra fe no falte ante el mal presente.

3. Pidiendo poder del Espíritu Santo para predicar el evangelio.

4. Pidiendo fortaleza para amar y servir a nuestro prójimo, siendo así testigos de nuestra esperanza.

5. Clamando: «Amén; sí, ven, Señor Jesús» (Apocalipsis 22:20b).

Pregunta 26: ¿Qué más redime Cristo con su muerte?

«La muerte de Cristo es el comienzo de la redención y renovación de cada parte de la creación caída, a medida que Él dirige poderosamente todas las cosas para Su propia gloria y para el bien de la creación.»

JUNIO 28

Esta semana hemos visto que la redención que Jesucristo vino a darnos es mucho mayor que nuestra salvación individual. Ella incluye la salvación de su pueblo y la restauración de toda la Creación caída. Esta es la magnitud de la esperanza cristiana. ¿Por qué es importante recordarla? Hermanos, esta es la esperanza que nos impulsa a practicar buenas obras y hacer justicia. Podemos amar y servir a un mundo roto porque sabemos que el Rey viene a juzgar a los impíos y a restaurar todas las cosas. Debemos saber que nuestras obras de justicia no arreglarán este mundo. Esto concierne al Rey, cuando se haga presente. Pero nuestras buenas obras darán testimonio de la veracidad del evangelio (el cual las debe presidir), para salvación de unos y juicio de otros. ¡Amemos y sirvamos con esperanza!

Leer: Jeremías 32:1-44.

Audio Pregunta 26.5

Pregunta 26: ¿Qué más redime Cristo con su muerte?

«La muerte de Cristo es el comienzo de la redención y renovación de cada parte de la creación caída, a medida que Él dirige poderosamente todas las cosas para Su propia gloria y para el bien de la creación.»

JUNIO 26

Leemos en la respuesta de esta semana que «Él (Jesucristo) dirige poderosamente todas las cosas…». En otras palabras: Jesucristo es Rey Soberano sobre todo lo creado. Ni el pecado de la humanidad, ni la rebelión de las naciones, ni la furia de Satanás y los demonios, han sido capaces de quitar a nuestro Señor del trono del Universo. Además, a partir de la obra de redención, Jesucristo (Dios-Hombre y Redentor) tiene toda autoridad para salvar a su pueblo y juzgar a las naciones (Mateo 28:17-20). Hermanos, ¡Jesucristo reina! Aquel que es el Buen Pastor de nuestras vidas, es al mismo tiempo quien dirige todas las cosas para Su gloria y nuestro bien. Por lo tanto, descansemos en Él, confiemos por completo en su dirección y acudamos a Él en oración.

Leer: Hebreos 1:1-3.

Audio Pregunta 26.1

Hoy retomaremos la lectura de la parábola de los dos deudores. Recordamos el perdón que hemos recibido del Padre y nuestro deber de perdonar. Mateo 18:23-35:

«Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 

Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 

A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 

Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 

El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 

Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 

Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 

Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 

31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 

Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 

¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 

Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 

Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.»

Pregunta 25: ¿La muerte de Cristo significa que todos nuestros pecados pueden ser perdonados?

«Sí. Debido a que la muerte de Cristo en la cruz pagó completamente el castigo de nuestro pecado, Dios, en su gracia, nos atribuye la justicia de Cristo como si fuera nuestra y ya no se acordará de nuestros pecados»

JUNIO 22

Al meditar en el perdón de Jesucristo, oremos:

1. Rogando por un corazón que se mantenga quebrantado ante el pecado.

2. Rogando por un corazón humilde ante el perdón de Jesucristo.

3. Agradecidos por el perdón del Padre.

4. Rogando para que nosotros seamos rápidos en perdonar.

5. Pidiendo oportunidades para hablar del perdón que hay en Cristo con aquellos que no Le conocen.

Pregunta 25: ¿La muerte de Cristo significa que todos nuestros pecados pueden ser perdonados?

«Sí. Debido a que la muerte de Cristo en la cruz pagó completamente el castigo de nuestro pecado, Dios, en su gracia, nos atribuye la justicia de Cristo como si fuera nuestra y ya no se acordará de nuestros pecados»

JUNIO 21

Cuando experimentamos el perdón de Jesucristo, perdonamos a los que nos ofenden. Es una consecuencia necesaria. Nuestros corazones aprenden a pasar por alto la ofensa, a ser lentos para juzgar y rápidos en perdonar. Reconozco que haya ofensas difíciles de perdonar, hay daños que penetran profundamente; pero aquel que entiende la grandeza de su ofensa delante de Dios, y lo mucho que ha sido perdonado, debe perdonar. Hermano, hermana, ¿hay alguien a quien debas extender perdón? No pierdas tiempo. Corre a perdonar. Asegúrate de que, en lo que a ti concierne, puedas mirar a los ojos a todo hombre. Perdona en el Nombre del Señor.

Leer: Mateo 18:23-35.

Audio Pregunta 25.5

Pregunta 25: ¿La muerte de Cristo significa que todos nuestros pecados pueden ser perdonados?

«Sí. Debido a que la muerte de Cristo en la cruz pagó completamente el castigo de nuestro pecado, Dios, en su gracia, nos atribuye la justicia de Cristo como si fuera nuestra y ya no se acordará de nuestros pecados»

JUNIO 20

La Biblia nos enseña que, a causa del sacrificio de Jesucristo, Dios ya no se acuerda de nuestros pecados. Esto no significa que Dios no tenga memoria de nuestros pecados, sino que ya no les imputa culpa, no los tiene en cuenta para el juicio. ¡Él nos ha perdonado! La sangre de Jesucristo ha pagado el precio, no hay nada más que hacer referente a ellos. ¿Qué nos corresponde a nosotros? Nuestra obediencia, la obediencia de la fe, implica recibir gozosos su perdón. Aquellos que afirman aceptar el perdón de Dios, pero no pueden perdonarse a sí mismos, actúan con orgullo, poniéndose por encima de Dios. El que no se perdona a sí mismo, sigue intentando establecer su propia justicia… aún no ha aceptado el veredicto divino: que es un pecador necesitado de gracia. La fe acepta la obra de Jesucristo y descansa en su perdón. Recuerda, hermano: ¡la sangre de Jesucristo es más valiosa que todo pecado!

Leer: Salmos 103:6-14; Miqueas 7:18-20.

Audio Pregunta 25.4

Pregunta 24: ¿Por qué era necesario que Cristo, el Redentor, muriera?

«Debido a que la muerte es la paga del pecado, Cristo murió voluntariamente en nuestro lugar para liberarnos del poder y del precio del pecado, y para llevarnos a Dios. Por su muerte expiatoria y sustitutiva, sólo Él nos redime del infierno y obtiene para nosotros el perdón de pecados, justicia y vida eterna.»

JUNIO 13

Jesucristo nos redime del infierno. Muchos de los que se acercaban a Jesús lo hacían porque quería alimento, sanidad del cuerpo, o liberación de demonios. Hoy en día también nos acercamos al Cristo para que resuleva nuestros problemas más inmediatos, y, gracias al Señor, ¡Él lo hace! Pero las Escrituras nos enseñan que Él vino a tratar un problema mucho más grave: Él vino a redimirnos del infierno. El infierno es la expresión de la ira y el juicio divino en contra del pecado. En la cruz del calvario, Jesús bebió la copa de la ira divina para que nosotros disfrutemos de su gracia.

Dicho esto, no debemos pensar que Dios el Padre es un Dios iracundo, y que el Hijo es el Dios bondadoso que nos salva. En realidad, fue Dios el Padre el que nos amó antes de la fundación del mundo y el que planificó enviar a su Hijo para conseguir nuestra redención. ¡Demos gracia a nuestro Trino Dios por tan grande salvación!

Leer: Colosenses 1:9-14.

Audio Pregunta 24.4