Hoy meditamos en 1 Corintios 11:23-34:

«Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fué entregado, tomó pan;

Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.

Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí.

Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.

De manera que, cualquiera que comiere este pan ó bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

Por tanto, pruébese cada uno á sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa.

Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.

Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen.

Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados.

Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

Así, que, hermanos míos, cuando os juntáis á comer, esperaos unos á otros.

Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, porque no os juntéis para juicio. Las demás cosas ordenaré cuando llegare.»