«Sólo mediante la fe en Jesucristo y su muerte sustitutiva y expiatoria en la cruz; así que aunque somos culpables de haber desobedecido a Dios y aun nos inclinamos a la maldad, Dios, sin ningún mérito nuestro sino sólo por su gracia, nos imputa la justicia perfecta de Cristo cuando nos arrepentimos y creemos en Él.»
JULIO 18
Dios el Padre nos imputa la justicia perfecta de Jesucristo cuando nos arrepentimos y creemos en Él. A esto lo llamamos la doctrina de la justificación por la fe. Esta declaración de justicia es un acto de Dios el Padre – en el que no participamos -, puntual e irrevocable, que descansa por completo en la justicia del Hijo. A diferencia de la justificación, la santificación es un proceso imperfecto, en el que nosotros también participamos. La santificación puede ir mejor unos días que otros, pero la justificación nunca cambia, pues descansa en la obediencia perfecta de Jesús. Una vida cristiana saludable aprende a no mezclar justificación y santificación – son diferentes -, ni a separarlas – pues siempre caminan juntas.
Leer: 1 Corintios 1:26-31.