Pregunta 35: ¿Ya que hemos sido redimidos solo por gracia, solo por medio de la fe, ¿de dónde proviene esa fe?

«Todo los regalos que recibimos de Cristo los recibimos a través del Espíritu Santo, incluyendo la fe misma.»

AGOSTO 29

Algunos piensan que es injusto que Dios demande de nosotros que creamos en un evangelio en el que, por nosotros mismos, no podemos creer. Para solucionar este dilema, debemos entender la razón de nuestra incapacidad. Lo que nos impide de creer no es ninguna coacción externa o incapacidad natural. El nuestro es un problema moral: no podemos creer porque somos rebeldes, porque no queremos creer. Por lo tanto, aún siendo incapaces, somos plenamente responsables de nuestra incredulidad – somos esclavos responsables de nuestra propia rebelión.

Si en esta situación, Dios ha determinado extender gracia sobre sus escogidos, ¡nadie puede reprochar-Le! Él tiene misericordia de quienes quiere tener misericordia.

¡A Él sea toda la gloria!

Leer: Juan 6:35-40.

Audio Pregunta 35.4

Pregunta 35: ¿Ya que hemos sido redimidos solo por gracia, solo por medio de la fe, ¿de dónde proviene esa fe?

«Todo los regalos que recibimos de Cristo los recibimos a través del Espíritu Santo, incluyendo la fe misma.»

AGOSTO 26

La fe sólo es posible porque el Espíritu Santo vence la incredulidad y rebelión adámica de nuestros corazones. Por evidente que sea la luz del evangelio, ¡somos ciegos! Es el Espíritu Santo quien abre nuestros ojos para que veamos y creamos en la gloria de Cristo. ¡No hay otra explicación! No hemos creído porque estuviésemos más dispuestos que otros, porque buscásemos a Dios o tuviésemos un corazón más quebrantado. ¡Nada de eso! La única razón de nuestra fe es la gracia soberana de Dios que vino a nuestro encuentro. Su voz tronó en nuestros corazones, creímos y corrimos a Él.

Leer: Efesios 2:8.

Audio Pregunta 35.2

Pregunta 34: ¿Ya que somos redimidos solo por gracia, solo por Cristo, ¿tenemos que hacer buenas obras y obedecer la Palabra de Dios?

«Sí, porque Cristo, habiéndonos redimido por Su sangre, también nos renueva por Su Espíritu; para que nuestras vidas puedan mostrar amor y gratitud a Dios; para que seamos afirmados en nuestra fe por los frutos; y para que otros sean ganados para Cristo por nuestro comportamiento piadoso.»

AGOSTO 22

Las buenas obras, además de glorificar al Padre, son un testimonio poderoso de la veracidad del evangelio en un mundo en tinieblas. Brillamos como luminares en el mundo cuando servimos en amor a nuestro prójimo, cuando perdonamos al que nos ofende, cuando damos de lo nuestro para que otros puedan florecer. Querido hermano, en el día de hoy el Señor te dará muchas oportunidades de demostrar amor. Desde la primera hora de la mañana, hasta la hora de dormir, tendrás abundantes ocaciones de brillar con la luz de Cristo. ¡No las desperdicies!

Leer: Mateo 5:14-16.

Audio Pregunta 34.4

Pregunta 34: ¿Ya que somos redimidos solo por gracia, solo por Cristo, ¿tenemos que hacer buenas obras y obedecer la Palabra de Dios?

«Sí, porque Cristo, habiéndonos redimido por Su sangre, también nos renueva por Su Espíritu; para que nuestras vidas puedan mostrar amor y gratitud a Dios; para que seamos afirmados en nuestra fe por los frutos; y para que otros sean ganados para Cristo por nuestro comportamiento piadoso.»

AGOSTO 21

En la mitad de la respuesta leemos que somos «afirmados en nuestra fe por los frutos». ¿En qué sentido el fruto es capaz de afirmar nuestra fe? Lo hace en la medida que certifica que la mía es una fe viva y eficaz. Al ver victoria en mi vida contra pecados que antes me esclavizaba, al ser testigo de un amor creciente para con mis hermanos, ¡me fortalezco en la certeza de la fe! Por otro lado, estos frutos confirman en mi corazón la veracidad y el poder del propio evangelio. ¿Quién, sino Jesucristo, seria capaz de darme victoria contra la envidia, el rencor, la avaricia o la fornicación? ¿Quién podría enseñarme a amar con un amor sincero? Solamente en Él hay poder para vivir en santidad. Gocémonos al ver su fruto en nuestras vidas.

Leer: Romanos 6:17-23.

Audio Pregunta 34.3

Pregunta 34: ¿Ya que somos redimidos solo por gracia, solo por Cristo, ¿tenemos que hacer buenas obras y obedecer la Palabra de Dios?

«Sí, porque Cristo, habiéndonos redimido por Su sangre, también nos renueva por Su Espíritu; para que nuestras vidas puedan mostrar amor y gratitud a Dios; para que seamos afirmados en nuestra fe por los frutos; y para que otros sean ganados para Cristo por nuestro comportamiento piadoso.»

AGOSTO 20

El cristiano obedece a Dios motivado por amor y gratitud. La obra de Jesucristo a su favor rompe las pobres motivaciones que derivan del temor al castigo, o el deseo de recompensa. No que el creyente no tema el castigo divino, ni que deje de desear sus beneficios, pero el principal motor que mueve su obediencia es el amor promovido por la gracia del evangelio en su corazón. Por lo tanto, en el día de hoy, cuando tengas que amar y servir a tu prójimo, cuando corresponda pagar el precio por obedecer a Cristo, ¡recuerda el amor divino!, y responde motivado por ese mismo amor.

Leer: 2 Corintios 5:14-15.

Audio Pregunta 34.2

Pregunta 33: ¿Deberían aquellos que están en Cristo buscar su salvación mediante sus obras o de alguna otra forma?

«No, no deberían, ya que todo lo necesario para la salvación se encuentra en Cristo. Buscar la salvación mediante las buenas obras es negar que Cristo es el único Redentor y Salvador».

AGOSTO 14

Hoy deseo compartir cuatro evidencias de un corazón que está descansando en otras cosas – religión, dinero, temores de hombres, etc. -, y no en sólo Cristo.

Consideremos brevemente cada una de ellas:

i. CONDENACIÓN. Por condenación no me refiero al pecado consciente del que debemos arrepentirnos, sino al continuo sentimiento de que, por mucho que me esfuerce, nunca doy la talla, siempre lo hago mal. Esta es una evidencia clara de justicia propia, de falta de confianza en la justicia del Hijo.

ii. DESALIENTO. El desaliento viene de rendirme ante el desesperado intento de dar la talla y no conseguirlo. Llego a la conclusión de que la vida cristiana es imposible, que las demandas son altísimas. Esto se debe a que las fuentes en las que busco mis fuerzas se encuentran en m mismo, y no en el amor del Padre y la justicia del Hijo.

iii. JUICIO/DEMANDA. Comienzo a juzgar y demandar de los demás aquello que ni yo mismo puedo cumplir. Mis relaciones personales se encuentran en continua presión – no hay amor -; envidias, rencores y pleitos las caracterizan.Estas son evidencias de una justicia propia fuerte.

iv. APATÍA. Esta es una evidencia grave de dureza de corazón. Comienzo a apartarme de Dios porque, aunque no lo reconozca, le considero un tirano distante. Esto manifiesta un orgullo fuerte y una rebelión que comienzan a dominar el alma. Esta es la imagen que Satanás – el padre de la mentira – nos propone de Dios.

¿Qué hacer? ¡Arrepentirse! Pero esta es una clase de arrepentimiento del todo deseable: es aceptar humildemente nuestra banca rota – que ni damos ni daremos la talla – y abrazar a Jesucristo. Él jamas rechazará al que se acerque no este corazón. Si lo haces, ¡ríos de agua viva fluirán de tu interior!

Leer: Juan 7:37-39.

Audio Pregunta 33.3

Pregunta 33: ¿Deberían aquellos que están en Cristo buscar su salvación mediante sus obras o de alguna otra forma?

«No, no deberían, ya que todo lo necesario para la salvación se encuentra en Cristo. Buscar la salvación mediante las buenas obras es negar que Cristo es el único Redentor y Salvador».

AGOSTO 13

La pregunta de esta semana implica que, aún cuando hayamos puesto nuestra fe en Jesucristo, es fácil que nuevamente busquemos nuestra salvación en otras cosas. Los creyentes sabemos que es así. Comenzamos confiando en Jesús y terminamos descansando en nuestra propia santidad y obediencia. Esto se debe a que sabemos que la santidad y la obediencia importan. Sin ellas ¡no hay salvación! Pero debemos recordar una y otra vez que ellas son fruto de la fe. En lo íntimo de la conciencia Jesucristo debe habitar sólo. Echémosle un vistazo al fruto para asegurarnos que está ahí y elevemos rápidamente nuestros ojos a la justicia perfecta de Jesucristo.

Leer: Filipenses 3.1-9

Audio Pregunta 33.2

Pregunta 33: ¿Deberían aquellos que están en Cristo buscar su salvación mediante sus obras o de alguna otra forma?

«No, no deberían, ya que todo lo necesario para la salvación se encuentra en Cristo. Buscar la salvación mediante las buenas obras es negar que Cristo es el único Redentor y Salvador».

La Biblia nos enseña que sólo existen dos grandes religiones en el mundo: la religión de la ley y la religión de la gracia. La religión de la ley enseña que debemos alcanzar el favor divino mediante nuestro propio esfuerzo en algún tipo de obras. Ella encuentra su fuerza en nuestra conciencia, que nos dice que estamos en falta delante de Dios, de modo que, si queremos tener tratos con Él, ¡tenemos que pagar nuestras deudas! Por otro lado, la religión de la gracia enseña que Dios ha hecho todas las obras necesarias a nuestro favor. ¡Jesucristo es nuestra justicia! Esta pregunta del catecismo nos recuerda la importancia de descansar en la justicia de Cristo solamente.

Leer: Efesios 2:4-11.

Audio Pregunta 33.1

Pregunta 32: ¿Qué significan la justificación y la santificación?

«La justificación se refiere a nuestra justicia declarada ante Dios, la cual es posible gracias a la muerte y resurrección de Cristo por nosotros. La santificación se refiere al proceso mediante el cual nuestra justicia crece gradualmente, el cual es posible gracias a la obra del Espíritu en nosotros.»

AGOSTO 10

Hoy retomamos la lectura de Romanos 5:1-11:

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 

Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.»