Pregunta 22: ¿Por qué tiene el Redentor que ser verdaderamente humano?

«Para que en su naturaleza humana pudiera obedecer perfectamente toda la ley y sufrir el castigo del pecado humano en nuestro lugar; y también para que pudiera compadecerse de nuestras debilidades.»

MAYO 31

Fue un acto de supremo amor y humildad el que el Hijo eterno de Dios se hiciese hombre y habitase entre nosotros. El que habitó por toda la eternidad en la más intima comunión con Dios el Padre, dejó a un lado su posición de gloria y honra para a hacerse hombre, y siendo hombre, servir a los suyos hasta la muerte de cruz. ¡Cuánto amor! ¡Cuánta misericordia! En Filipenses 2:1-11, el apóstol Pablo nos enseña que debemos seguir el ejemplo de Jesucristo. Habiendo recibido la gracia de Jesucristo, nosotros también debemos humillarnos en amor,y servir a nuestros hermanos. Hoy el Señor te dará muchas oportunidades para ponerlo en práctica. ¡Aprovéchalas!

Leer: Filipenses 2:1-11.

Audio Pregunta 22.5

Pregunta 22: ¿Por qué tiene el Redentor que ser verdaderamente humano?

«Para que en su naturaleza humana pudiera obedecer perfectamente toda la ley y sufrir el castigo del pecado humano en nuestro lugar; y también para que pudiera compadecerse de nuestras debilidades.»

MAYO 30

Jesucristo vivió y murió «en nuestro lugar». La suya fue una vida y muerte vicaria (sustituyendo a su pueblo). Esto es importante porque nadie encontrará consuelo en Jesucristo hasta que, por la fe, no pueda decir sinceramente: Él murió por mí; Él es Señor y Salvador; Él es Amado y yo soy suyo. El apóstol vivía confiado en Jesús, «…El cual me amó, y se entregó a si mismo por mí» (Gálatas 2:20b). ¿Puedes decir lo mismo? ¿Tienes esta confianza tu corazón? Si la tienes, ¡gózate en tu Salvador! ¡Deléitate en el Señor! Si no la tienes, ¡no pierdas tiempo! ¡Corre a Jesucristo! Él no es un Salvador distante; Él es de todo aquel que confía en Él. ¡Ve a Jesucristo!

Leer: Juan 10:22-30.

Audio Pregunta 22.4

Pregunta 22: ¿Por qué tiene el Redentor que ser verdaderamente humano?

«Para que en su naturaleza humana pudiera obedecer perfectamente toda la ley y sufrir el castigo del pecado humano en nuestro lugar; y también para que pudiera compadecerse de nuestras debilidades.»

MAYO 29

Jesucristo sabe lo que es ser tentado en todas las cosas (Hebreos 4:15). Él asumió nuestra plena humanidad con todas sus luchas y debilidades. Esto trae gran consuelo al creyente. Nuestro Sumo Sacerdote, aquel que nos representa delante del Padre, se compadece de nuestras debilidades. ¡Podemos acudir a Él en cada circunstancia! Él jamás será indiferente ante el quebrantado de corazón. Por otra parte, Jesucristo jamás cayó en la tentación. Esto significa que, además de compadecerse, ¡Él es poderoso para salvarnos! Con su sacrificio en la cruz Él nos libera de la tentación, y por el poder de su intercesión – por el Espíritu – nos fortalece para crecer en santidad. ¡Gracias damos a Dios por Jesucristo!

Leer: Hebreos 4:14-16; 9:23-28.

Audio Pregunta 22.3

Pregunta 22: ¿Por qué tiene el Redentor que ser verdaderamente humano?

«Para que en su naturaleza humana pudiera obedecer perfectamente toda la ley y sufrir el castigo del pecado humano en nuestro lugar; y también para que pudiera compadecerse de nuestras debilidades.»

MAYO 28

En ocasiones, en nuestra lucha contra el pecado, somos llevados a gemir junto al apóstol Pablo: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» (Romanos 7:24). Como cristianos, sufrimos un conflicto fortísimo contra las pasiones del pecado en nuestros corazones, y, más veces de las que desearíamos, cedemos al pecado. ¿Qué hacer ante esta realidad? Ciertamente debemos aprender a dar muerte al pecado y crecer en la vida de piedad; pero antes, hemos de seguir al apóstol Pablo diciendo: «Gracias doy a Jesucristo, Señor nuestro» (Romanos 7:25). El apóstol recuerda que Jesucristo sufrió el castigo de nuestros pecados. ¡Esta es nuestra única esperanza! Batallamos contra el pecado, sabiendo que hemos sido amados y perdonados por la sola sangre del Redentor. ¡Aleluya!

Leer: 1 Juan 1:5-2:2.

Audio Pregunta 22.2

Hoy estaremos meditando en uno de los textos más preciosos acerca de la encarnación. Juan 1:1-14:

«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 

Este era en el principio con Dios. 

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad»

Pregunta 21: ¿Qué clase de Redentor es necesario para llevarnos a Dios?

«Uno que sea verdaderamente humano y verdaderamente Dios.»

MAYO 25

Al meditar en Jesucristo, Dios-Hombre, como nuestro Redentor, podemos orar:

1. Para que nuestros corazones confíen en su Palabra.

2. Para que nuestros corazones se deleiten en su Carácter.

3. Para que nuestros corazones descansen en su Obra.

4. Para que nuestros corazones se apoyen en su Poder.

5. Para que nuestros corazones ardan de deseos por dar-Le a conocer.

Pregunta 21: ¿Qué clase de Redentor es necesario para llevarnos a Dios?

«Uno que sea verdaderamente humano y verdaderamente Dios.»

MAYO 23

Jesucristo, nuestro Redentor, es Dios el Hijo desde toda la eternidad. Esto implica, entre otras cosas, que Él gobierna sobre todas las cosas con su sabiduría y poder. Él es poderoso para acallar las tempestades y calmar los vientos. Él vence sobre los demonios, la enfermedad y la muerte. Aún en el camino del calvario, Él estaba gobernando sobre toda circunstancia. Jesucristo entregó su vida para volverla a tomar. ¿Por qué no habríamos de confiar en Él en el día de hoy? ¿Por qué no descansar en Aquel que gobierna cada detalle de nuestras vidas, llevándolas, por su gracia, a buen puerto? ¡Descansemos en el Rey Jesús!

Leer: Marcos 4:35-41.

Audio Pregunta 21.5

Pregunta 21: ¿Qué clase de Redentor es necesario para llevarnos a Dios?

«Uno que sea verdaderamente humano y verdaderamente Dios.»

MAYO 23

El apóstol Juan comienza su evangelio afirmando que Jesucristo es el Verbo de Dios. Otra forma de decirlo es afirmar que Él es la palabra, o la sabiduría divina. Jonathan Edwards afirmaba que Dios tiene tal grado e intensidad de conocimiento de sí mismo, que este conocimiento es otra persona dentro de la divinidad (Uno con Dios, y Dios mismo). ¿Qué aprendemos de Jesucristo como la Palabra de Dios? Aprendemos que podemos confiar plenamente en Él. Su enseñanza, carácter, y obra a nuestro favor – tal y como lo encontramos en la Escritura -, es el mensaje divino para el hombre. Si queremos tener un conocimiento seguro de Dios, si deseamos andar en su sabiduría, debemos considerar a Jesucristo. No pierdas tiempo… ¡acude a las Escrituras! ¡Acude a Jesucristo!

Leer: Proverbios 8.

Audio Pregunta 21.4

Pregunta 21: ¿Qué clase de Redentor es necesario para llevarnos a Dios?

«Uno que sea verdaderamente humano y verdaderamente Dios.»

MAYO 22

En los tiempos de la iglesia primitiva habían grupos que negaban la humanidad de Jesucristo. Se llamaban gnósticos. Ellos no podían concebir que Jesucristo fuese plenamente hombre, porque entendían que ser humano implicaba, necesariamente, ser pecador. Nuestra naturaleza física, con todos sus deseos y pasiones, es – según la enseñanza gnósatica – pecaminosa. La Biblia niega este error. El pecado no es intrínseco a nuestra naturaleza (según el orden de la Creación). Jesucristo tomó nuestra plena humanidad, sin pecado. Por lo tanto, ¡hay esperanza! Él es poderoso para quitar de en medio el pecado – este intruso en la Creación. Además, confiando en Él, podemos vivir en santidad en las más diversas esferas de la vida – familia, trabajo, deportes, festejos, descanso – buscando en todo la gloria de Dios.

Leer: 1 Corintios 10:31; 1 Timoteo 6:17.

Audio Pregunta 21.3